La Silla del Moro (denominación popular, a
partir de 1810) o Castillo de Santa Elena (desde el siglo XVII), es un
pequeño castillo de época nazarí, que formaba parte del sistema defensivo del Generalife
y la Alhambra, en Granada.
Fue construido en el siglo XIII, como parte de una
cerca defensiva del Generalife, sobre el que se situaba. Quedó arruinado en el siglo XVII y no volvió a
reconstruirse, hasta la actualidad. En su momento (siglo XIV), incluyó una mezquita.
Se sitúa en un extremo de la parte superior del Cerro del Sol, con vistas al
valle del río Darro y a la ciudad. En su momento, formaba parte del sistema
defensivo de la Dehesa del Generalife. Su función principal era el control de
la distribución de agua de la acequia hacia los palacios del Generalife y la
Alhambra, y las huertas circundantes.
Al parecer, estuvo conectado directamente con el palacio de Dar al-Arusa, del que se abastecía de agua, pues en 1929 se descubrieron restos de una conducción, escalera y torre, con fragmentos de bóvedas.
En 1623, el castillo aún permanecía completamente en pie, según se recoge en un grabado de Daniel Meisner. En el siglo XVIII, sin embargo, ya había desaparecido el cuerpo de la torre principal. En el siglo XX, sufrió diversas intervenciones negativas, con la finalidad de realizar sobre su obra, primero un mirador (1942), y después un restaurante (1966-1970), que llegó a constuirse aunque nunca entró en uso. En la década de 1980, la construcción añadida para el restaurante se vino abajo parcialmente, debido a su mala factura, tras lo que el Patronato de la Alhambra y Generalife, órgano gestor del recinto, acordó demoler el resto de añadidos y comenzar su restauración, que finalizó en 2010.
Restos de las conducciones de agua desde Dar al-Arusa
Bajo el castillo, existen diversas galerías y túneles, cuya datación y finalidad se desconocen.
Dice la leyenda que Boabdil, el último rey nazarí, durante las rivalidades y contiendas por el reino frente a Muley Hacén y el Zagal se retiraba a una torre próxima a la Alhambra, más allá del Generalife. A aquel paraje de relax y meditación del nazarí se le denominó con el paso del tiempo la Silla del Moro, una atalaya que recordaba en su perfil la forma de asiento que observa desde su altura la ciudad.
Cuanto me falta por conocer de esta preciosa ciudad, y menudo contraste el de tus tomas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué hermosura de paisajes, amigo. (Me fascina la tercera fotografía, el camino me inspira mucho)...Y el castillo, maravilloso.
ResponderEliminarPaisajes y conocimiento. Complemento perfecto.
Abrazos desde Chile.
que buenas tomas de los paisajes !!! con esa neblina :) muy buenas
ResponderEliminarQué ganas de destruir en arriesgadas aventuras, para luego tratar de recuperar lo que se destrozó...Las vistas son magníficas.
ResponderEliminarbesos,
Aunque he visitado en varias ocasiones Granada, este lugar no lo he visitado nunca.
ResponderEliminarMe encanta la penúltima foto.
Un abrazo.
http://ventanadefoto.blogspot.com.es/
Peazo de post!! todas las fotos preciosas y por si fuera poco bien documentadas, me quedo con la penultima, que lujo!!
ResponderEliminarUn abrazo
Algumas dessas fotos fizeram-me lembrar os monumentos megalíticos que fui fotografar há pouco tempo. Obrigado pela partilha
ResponderEliminarEloy Estupendo reportaje.
ResponderEliminarSaludos desde
Creatividad e imaginación fotos de José Ramón